sábado, 14 de abril de 2018

Ser optimista, tener voluntad y perseverancia

Sé optimista, ve la vida con voluntad y perseverancia

Voluntad, optimismo y perseverancia

He aquí las patas de un trípode para asentar la vida: la voluntad, el optimismo y la perseverancia.

El optimismo nos impulsa y ayuda a realizarnos, a ser felices, colabora para una buena salud y en muchos casos para el éxito, o sea, para triunfar en nuestro caminar. El optimismo es un antídoto contra todas las enfermedades mentales.

El optimismo se da la mano con la perseverancia, porque "el desánimo no es más que la excusa de los haraganes" (Carlos Dullín). En este tema debemos ubicar a la voluntad que nos dice: "Para realizar grandes planes son necesarias tres cosas: una cabeza de hielo, un corazón de fuego y una mano de hierro".

El optimismo es un estado de ánimo que nos mueve a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable. Si a esta situación le agregamos la perseverancia -que tiene como base la constancia en la realización de nuestros sueños y proyectos- todo estará encaminado al éxito.

Si sumamos la voluntad, que es la potencia espiritual para realizar o no determinada acción, tendremos el equilibrio deseado.

Pero hay que comenzar en uno mismo. Todos queremos arreglar el mundo que nos rodea, pero como escribió Bossuet, "entre los hombres es un gran defecto querer arreglarlo todo sin tener la valentía de arreglarse a sí mismo".

A pesar de las dificultades se debe conservar la esperanza para intentar nuevos caminos que nos lleven al triunfo. Los optimistas no se cansan de buscar y buscar, de volver a iniciar tareas. Los pesimistas, en cambio, se quedan en la cuneta mientras se escucha un ronco murmullo: "no se puede..."

A veces nos sorprende descubrir una flor en un sitio insólito. A partir de ello podemos decir con Adela Kam: "Es preciso florecer allí, donde Dios Creador nos ha plantado”. Quien vive la vida con optimismo se sentirá feliz y hará felices a los que comparten el caminar de cada día.

Si nos dejamos guiar por la voluntad, aprovecharemos tantas inspiraciones luminosas. Por eso, hagamos trabajar nuestro cerebro, recordando que una idea realizable, una sola idea, puede darnos felicidad, medios para vivir con dignidad y ser santos, que son las personas que no le hacen trampas ni a Dios, ni a los hombres.

Respecto de la perseverancia, san Pablo tiene un mensaje extraordinario cuando en una carta le confía a su amigo Timoteo: "He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, siempre fiel a la fe. Sólo me resta recibir la corona de los santos que me dará el Señor aquel día" (2 Timoteo 4,7).

Si utilizamos correctamente el trípode: voluntad, optimismo y perseverancia, haremos camino al andar.


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